La sesión empieza mucho antes de que suene el primer track.
Todo arranca con la búsqueda. Horas y horas escuchando música que me mueve, que me provoca algo. No importa el género, importa lo que me hace sentir. Si me conecta, entra a mis carpetas. Si no, sigue de largo.
Organizo mi música con criterio, pero también con intuición. Cada track tiene su lugar, su momento, su energía. Y aunque el orden esté, el set real empieza recién cuando presiono play.
El día de la grabación o del toque, elijo los primeros tracks que marcan el rumbo… pero después me dejo llevar. Por la gente, por el mood, por la historia que va naciendo. No pienso en tiempo, pienso en beats. Siento cuándo es momento de cerrar, y ahí busco ese último track que le dé sentido a todo.
Nada está completamente planeado, pero todo tiene intención. Ahí, entre el caos y el criterio, es donde nace la magia.
La música siempre fue parte de mí, pero no encontraba mi voz… hasta que encontré las mezcladoras.
Desde chico sentí una conexión con la música, pero ningún instrumento lograba atraparme del todo. Fue en las fiestas donde descubrí la electrónica: el beat, la energía, la libertad. Ahí dejé de ser solo parte de la pista para empezar a crear mis propios sonidos.
No me encierro en un solo género. Toco lo que me mueve, lo que me conecta, lo que provoca emociones reales. Para mí, mezclar es contar una historia, es compartir vibras, es transformar sentimientos en frecuencias.
Cuando escuchás mis mezclas, el tiempo se distorsiona: a veces se detiene, otras veces vuela. Mis sets cortos suelen tener una vibra más viajera y relajada, perfectos para desconectar y dejarte llevar. Pero en los sets largos me gusta romper con la línea: ahí podés encontrar oscuridad, energía cruda, momentos intensos y contrastes que despiertan emociones.
Cada playlist, cada track, cada mezcla… es una invitación a sentir algo real.
Mi camino como DJ está lleno de momentos donde la música me atravesó el alma. La primera vez que escuché en vivo a Hernán Cattáneo fue un viaje sin retorno. No solo es un orgullo argentino y uno de los grandes, sino que su manera de transmitir emociones y llevarte a otros lugares me marcó profundamente. Me inspiró a buscar mi propia forma de contar historias con sonidos.
También me influye el estilo hipnótico de Guy J. Su música tiene esa magia que te atrapa y te hace perder la noción del tiempo. Es pura conexión. Y no puedo dejar de mencionar a John Digweed, que siempre me impacta con su innovación y la fuerza de sus mezclas.
No se trata de copiar, se trata de dejarse inspirar, absorber la esencia, y devolverla al mundo con tu propia voz. Eso intento hacer cada vez que toco.
